DÍA 18 - Mi lealtad me mantuvo en algunas situaciones de las que el sentido común debería haberme sacado.
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Quiero hablar de un tema que resuena profundamente en muchos de nosotros: la lealtad. Es un rasgo que a menudo se celebra, se admira y se considera una piedra angular de nuestras relaciones. Pero hoy quiero explorar el otro lado de la lealtad: el lado en el que nuestra dedicación inquebrantable a los demás a veces puede llevarnos por caminos que el sentido común nos habría desaconsejado.
Todos hemos pasado por eso. Todos hemos permanecido en situaciones, relaciones o trabajos mucho más tiempo del que debíamos debido a nuestra lealtad. Nos hemos convencido de que las cosas mejorarán, de que nuestra lealtad dará sus frutos o de que le debemos a la otra persona el permanecer a su lado. Pero al hacerlo, a menudo ignoramos las señales, las señales de alerta y nuestro propio bienestar.
La lealtad es algo hermoso. Es lo que nos hace apoyar a nuestros amigos, a nuestras familias y comprometernos con nuestras parejas. Pero también es lo que nos puede cegar ante la realidad de nuestras situaciones. A veces, la lealtad nos mantiene en relaciones tóxicas en las que no nos valoran. A veces, nos hace permanecer en trabajos en los que nos subestiman y nos sobrecargan de trabajo. Y, a veces, nos mantiene en amistades que nos agotan en lugar de elevarnos.
Entonces, ¿por qué dejamos que nuestra lealtad se imponga al sentido común? En mi caso, fue el miedo a decepcionar a los demás, la esperanza de que las cosas cambiaran y la creencia de que la lealtad era la virtud suprema. Pero la verdad es que la lealtad nunca debería ir en detrimento de nuestra propia felicidad y salud mental.
Es importante reconocer cuándo nuestra lealtad está siendo injustificada. No es desleal priorizar tu propio bienestar. No es desleal alejarse de situaciones que ya no te sirven. De hecho, es un acto de respeto por ti mismo. Es reconocer que mereces ser tratado con amabilidad, respeto y amor.
Piensa en alguna ocasión en la que te mantuviste en una situación por lealtad, aunque el sentido común te dijera lo contrario. Reflexiona sobre cómo te afectó eso: tu felicidad, tu energía, tu paz mental. Ahora, imagina qué podría haber sido diferente si hubieras escuchado a tu intuición, si te hubieras puesto a ti mismo en primer lugar.
No es fácil liberarse de las cadenas de una lealtad equivocada. Hace falta valor para alejarse de lo que ya no te sirve, pero es un paso necesario para vivir una vida que sea fiel a ti mismo.
Recuerda que la lealtad no consiste en sacrificar tus propias necesidades por las de los demás. Se trata de respeto y apoyo mutuos. Se trata de estar ahí para los demás y también para ti mismo. Puedes ser leal y, aun así, establecer límites. Puedes ser leal y, aun así, elegirte a ti mismo.
Lealtad
La lealtad es un sentimiento fuerte de lealtad o fidelidad hacia alguien o algo. Es un compromiso de apoyar a los demás, a menudo impulsado por un sentido del deber, el amor o la obligación. La lealtad consiste en mantener la confianza y honrar las relaciones, ya sean personales o profesionales. Es lo que nos hace permanecer con los amigos en los momentos difíciles, apoyar a los miembros de la familia pase lo que pase y mantener el compromiso con nuestra pareja a pesar de los desafíos.
Sentido común
El sentido común se refiere al juicio práctico sobre cuestiones cotidianas o a una capacidad básica para percibir, comprender y juzgar cosas que comparten casi todas las personas. Es la comprensión intuitiva de la mejor acción que se debe tomar en una situación determinada, a menudo basada en la experiencia y el razonamiento sencillo. El sentido común nos ayuda a tomar decisiones lógicas y en nuestro mejor interés, a menudo protegiéndonos de daños y guiándonos hacia resultados beneficiosos.
Lealtad vs. Sentido común
Si bien la lealtad y el sentido común son cualidades valiosas, a veces pueden estar en conflicto entre sí. A continuación, le explicamos cómo:
- La lealtad puede alentarte a permanecer en una relación difícil por un sentido del deber, amor o la esperanza de que las cosas mejoren. El sentido común , por otro lado, puede reconocer que la relación no es saludable y sugerirte que es mejor seguir adelante para tu bienestar.
- La lealtad puede hacer que te quedes en un trabajo que te subestima porque te sientes comprometido con tu empleador o tus colegas. El sentido común puede decirte que es hora de buscar mejores oportunidades donde tus habilidades sean valoradas y recompensadas.
- La lealtad puede impulsarte a apoyar continuamente a un amigo que se aprovecha con frecuencia de tu amabilidad. El sentido común aconseja establecer límites para proteger tu salud emocional.
Equilibrar la lealtad y el sentido común
Equilibrar la lealtad y el sentido común es fundamental para mantener relaciones saludables y el bienestar personal. A continuación, se ofrecen algunos consejos sobre cómo lograr ese equilibrio:
- Evalúe la situación : evalúe periódicamente sus relaciones y compromisos. ¿Son mutuamente beneficiosos? ¿Le tratan con respeto y cuidado?
- Establezca límites : está bien ser leal, pero también establezca límites para proteger su propio bienestar. Comunique sus necesidades y límites con claridad.
- Confía en tus instintos : si algo te parece mal, probablemente lo esté. No ignores las señales de alerta solo porque te sientes leal a alguien.
- Prioriza el cuidado personal : recuerda que la lealtad hacia ti mismo es tan importante como la lealtad hacia los demás. Toma decisiones que favorezcan tu salud mental, emocional y física.
- Busque el equilibrio : intente ser leal sin sacrificar su sentido común. Esfuércese por lograr relaciones y situaciones en las que se respete tanto su lealtad como su criterio lógico.
Redefinamos entonces la lealtad. Hagámosla una cuestión de respeto mutuo, de dar y recibir por igual y de ser fieles a nosotros mismos. Confiemos en nuestro sentido común y en nuestra intuición para que nos guíen hacia relaciones y situaciones que realmente nos nutran.