DAY 31 - Don’t take criticism from people you wouldn’t take advice from.

DÍA 31 - No aceptes críticas de personas de quienes no aceptarías consejos.

Es una de esas verdades confusas y difíciles de aceptar que parecen simples en teoría, pero que pueden ser increíblemente difíciles de poner en práctica en la vida real. Sin embargo, es una de las lecciones más importantes que podemos aprender si queremos mantener nuestra paz y proteger nuestra energía.

Todos hemos pasado por eso, ¿verdad? Estás viviendo tu día a día, haciendo lo tuyo, dando pasos adelante y, de repente, alguien que no sabe nada sobre ti ni sobre tu trayectoria decide que está calificado para decirte cómo vivir tu vida. Tal vez sea un compañero de trabajo que apenas sabe tu nombre, un familiar que nunca ha entendido tus sueños o incluso un extraño en Internet. Te lanzan sus opiniones como si fueran confeti en un desfile: sin que se las pidas, a menudo sin que las recibas y, la mayoría de las veces, totalmente irrelevantes.

Pero la cuestión es la siguiente: no son ellos quienes caminan en tu lugar. No conocen tu historia, tus luchas ni la sangre, el sudor y las lágrimas que has vertido para llegar a donde estás hoy. Así que déjame preguntarte esto: ¿Aceptarías instrucciones de alguien que nunca ha estado en el lugar al que vas? ¿Permitirías que una persona sin experiencia en tu campo te diga cómo hacer tu trabajo? Absolutamente no. Entonces, ¿por qué a veces dejamos que las voces más irrelevantes se metan en nuestra cabeza?

Vivimos en un mundo en el que todo el mundo tiene algo que decir y, gracias a las redes sociales, esas opiniones pueden llegar de todas partes y a una velocidad alarmante. Personas que nunca han caminado ni un kilómetro en tus zapatos de repente se sienten con derecho a decirte cómo atar los cordones. Ven un pequeño fragmento de tu vida (normalmente, los momentos destacados) y creen que te tienen todo claro. Critican tus decisiones, tus objetivos, tu aspecto, tu forma de vivir, y lo hacen con una confianza que te hace preguntarte si tal vez, solo tal vez, tengan razón.

Pero aquí es donde necesitas hacer una pausa, respirar profundamente y hacerte la pregunta del millón: ¿Alguna vez recurriría a esta persona para pedirle consejo sobre cómo vivir mi vida? Si la respuesta es no, entonces su crítica no merece un asiento en primera fila en tu mente. Ni siquiera merece un lugar de pie en la parte de atrás. De hecho, puede ocupar un asiento trasero o, mejor aún, puede ser expulsada del auto por completo.

Verás, los consejos surgen de un lugar de conocimiento, experiencia y preocupación genuina. Tienen su raíz en la comprensión de quién eres, dónde has estado y hacia dónde intentas llegar. Las personas que realmente importan en tu vida (aquellas que te conocen, te apoyan y quieren verte triunfar) te ofrecerán consejos. Te animarán y te ayudarán a crecer, no te derribarán. Compartirán contigo su sabiduría, no solo sus opiniones.

Por otro lado, las críticas, especialmente las no solicitadas, suelen surgir de un lugar de proyección, inseguridad o simplemente ignorancia. A veces son personas que reflejan sus propios miedos y fracasos en ti, porque verte triunfar les recuerda dónde se han quedado atrás. A veces es solo ruido: gente que habla fuera de lugar porque puede hacerlo, porque Internet le ha dado a todo el mundo una plataforma y algunas personas no saben cómo usarla de manera responsable.

Y aquí está el quid de la cuestión: normalmente no hacen lo que tú haces. No siguen tu camino, no asumen los riesgos que tú corres ni se esfuerzan tanto como tú. Entonces, ¿por qué sus opiniones deberían dictar tus acciones? ¿Por qué sus palabras deberían tener el poder de hacerte dudar de ti mismo, de hacerte sentir pequeño, de descarrilar tu progreso?

Ahora bien, no digo que todas las críticas sean malas. Las críticas constructivas de alguien a quien respetas, alguien cuyo consejo valoras, pueden ser increíblemente útiles. Te pueden impulsar a crecer, a ver las cosas desde una perspectiva diferente, a mejorar. Pero tienes que ser perspicaz. Tienes que separar el trigo de la paja, la retroalimentación valiosa del ruido sin sentido. No todas las voces merecen un lugar en tu espacio mental.

Imagina que permites que cada opinión, cada comentario casual, cada consejo no solicitado se instale en tu mente. Cargarías con tanto equipaje extra que nunca avanzarías. Estarías demasiado ocupado cuestionándote a ti mismo, preocupándote por lo que piensen los demás, en lugar de concentrarte en tu propio crecimiento, en tus propios objetivos.

Esto es lo que debes hacer: cuando alguien te haga una crítica, tómate un momento. No reacciones de inmediato. Respira y pregúntate: “¿Es esta persona a la que recurriría en busca de consejo?”. Si no es así, déjala ir. No la internalices. No dejes que te descarrile. Tienes un propósito, un camino, y no está destinado a ser dictado por cada voz aleatoria que se cruce en tu camino.

La vida es demasiado corta para dejarse agobiar por las opiniones de personas que no te conocen ni te entienden de verdad. Tu energía es preciosa. Guárdala para quienes te animan, te desafían de manera constructiva y se involucran en tu camino. Guárdala para quienes te ofrecen orientación, no solo juicios.

Al final, eres tú quien vive tu vida. Eres tú quien sabe lo que ha costado llegar hasta donde estás, las batallas que has librado, los obstáculos que has superado. No dejes que nadie te quite eso con sus críticas descuidadas.

Rodéate de personas cuyas opiniones respetes, cuyos consejos valores y que realmente te respalden. Esas son las voces que importan. ¿El resto? Son solo ruido. Déjalas hablar mientras sigues avanzando, concentrado en tu crecimiento, tu felicidad y tu verdad.

Porque al final, es tu vida y eres tú quien tiene que vivirla. Así que vívela en tus propios términos, no en los de los demás. Recuerda que no le debes ninguna explicación a nadie por seguir tus sueños, por cuidarte o por elegir la felicidad en lugar de la aprobación. No estás aquí para que los demás te validen. No vale la pena invertir tu tiempo en la opinión de todos, y eso está bien. Mantén tu círculo cerrado, la cabeza en alto y el foco en lo que realmente importa: tu crecimiento, tu camino y tu verdad.

Deja que los críticos hablen; tienes cosas más importantes que hacer.

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