DAY 32 - Every scar has a story. Don't be afraid to tell it.

DÍA 32 – Cada cicatriz tiene una historia. No tengas miedo de contarla.

Seamos realistas: la vida puede ser realmente complicada. Todos hemos caído, nos hemos sentido destrozados y nos hemos preguntado si alguna vez volveremos a levantarnos. La verdad es que es fácil perderse en el caos, pero cada cicatriz tiene una historia . Así es, cada cicatriz representa un capítulo de nuestras vidas, un capítulo de resiliencia, crecimiento y fortaleza.

Y aquí está el asunto: no hablamos lo suficiente de las partes desordenadas. Todos quieren compartir sus mejores momentos, sus momentos fotográficos perfectos, pero ¿qué pasa con las veces en las que las cosas no salieron como lo habían planeado? Esas son las historias que importan. Esas son las historias que nos conectan, que nos recuerdan que somos humanos. Por eso, hoy vamos a profundizar en el desorden y hablar sobre lo que realmente significa aceptar tus cicatrices y contar tu historia.

Déjalo salir: no filtres tus emociones

Mira, lo entiendo. La sociedad nos dice que tenemos que mantenernos unidos, fuertes y seguir adelante. Pero, ¿puedo decirlo? Eso es una tontería. Tienes derecho a desmoronarte. Tienes derecho a sentir cada parte de lo que te está sucediendo. Porque si no lo haces, ese dolor quedará atrapado en tu interior, y ¿adivina qué? No se irá a ninguna parte. No puedes curar lo que no sientes.

Así que llora si lo necesitas. Enfurécete si debes hacerlo. Escribe en un diario todos esos pensamientos confusos, los que no te atreverías a decir en voz alta. Sácalos. Es en esos momentos crudos y sin filtros cuando comienza la curación. Cuando dejas de fingir que estás bien, es cuando puedes comenzar el verdadero trabajo de seguir adelante. Y déjame ser clara: no es debilidad. Es valentía.

Permítete estar en progreso

Estamos obsesionados con la idea de estar “arreglados” o de tenerlo todo bajo control, pero seamos realistas: nadie lo tiene todo bajo control. Todos somos obras en progreso. Cada uno de nosotros. Se nos permite estar incompletos, crecer, aprender y evolucionar.

La verdad es la siguiente: puedes ser una obra maestra y un trabajo en progreso al mismo tiempo. Tus cicatrices son parte de tu belleza. Le dicen al mundo que has pasado por cosas, pero que aún sigues en pie. Deja de aspirar a la perfección, porque la perfección es un mito. Acepta el desorden de tu camino. Está bien si aún no estás donde quieres estar. Aún estás en el camino y eso es suficiente. El viaje en sí es donde ocurre la magia.

Pide ayuda sin culpa

Hay un mito que hay que desmentir ahora mismo: pedir ayuda no es un signo de debilidad. Sé que parece que admitir que necesitas ayuda es admitir la derrota, pero es lo contrario. Estamos programados para conectar y, a veces, lo más fuerte que puedes hacer es pedir ayuda y decir: "Necesito ayuda".

Ya sea hablar con un terapeuta, apoyarse en un amigo o incluso confiar en un extraño en línea, pedir ayuda es un cambio radical. Nadie hace esta vida solo, a pesar de lo que ves en las redes sociales. Así que deja de sentirte culpable por necesitar apoyo. Está bien no estar bien y está bien apoyarse en los demás cuando lo necesitas. La vulnerabilidad es fortaleza y cuanto más la aceptes, más crecerás.

Celebre los pequeños triunfos

Hablemos de esas pequeñas victorias, esas que a menudo pasamos por alto porque no nos parecen “gran cosa”. ¿Te levantaste de la cama hoy? ¿Hiciste esa llamada telefónica que tanto temías? ¿Diste un paso hacia una meta, aunque fuera un pequeño paso? Celébralo.

Nos obsesionamos con esperar los grandes momentos para darnos crédito, pero la vida se compone de pequeñas victorias. Cada pequeño paso hacia adelante es un progreso, incluso cuando no lo parezca. Así que celebra esos triunfos, sean grandes o pequeños. Siéntete orgulloso del hecho de que sigues aquí, de que sigues avanzando, sin importar cuán lento parezca el ritmo. Todo cuenta.

Tus cicatrices son la prueba de que sobreviviste

Aquí es donde nos ponemos serios: volverás a sufrir. La vida te seguirá poniendo obstáculos y te enfrentarás a más desafíos. Pero, ¿adivina qué? Ya has sobrevivido al 100 % de los peores días de tu vida. Y cada cicatriz que llevas es prueba de ello.

Piénsalo. Tus cicatrices no son debilidades, son insignias de honor. Le dicen al mundo que has pasado por cosas que tenían como objetivo destruirte, pero que aún sigues en pie. Cada cicatriz contiene una lección, una historia de supervivencia. Y debes contar esa historia.

Porque cuando lo haces, sucede algo asombroso. Alguien más, que está pasando por su propia situación, escucha tu historia y se siente menos solo. Ve tu fortaleza y piensa: “Si ellos pudieron superarlo, tal vez yo también pueda”. Tu vulnerabilidad se convierte en la fortaleza de otra persona.

Deja de esperar el momento “adecuado” para contar tu historia

Muchos de nosotros nos abstenemos de compartir nuestras cicatrices, y esperamos el momento “adecuado”. Creemos que necesitamos estar completamente curados, completamente “juntos”, antes de dejar que otros conozcan nuestra historia. Pero la verdad es que no existe un momento adecuado. Comparte tu historia mientras aún te estás recuperando. Compártela mientras aún es un caos. Compártela mientras aún la estás descubriendo.

Porque la sanación no es un destino, es un viaje. Y cuando cuentas tu historia desde el centro del caos, es cuando es más poderosa. Es cuando es cruda, real y cercana. Es cuando les das permiso a los demás para que también sean caóticos.

El desorden es magia

Permítanme terminar con esto: su desorden es su magia. Es lo que los hace ser quienes son. Cada revés, cada fracaso, cada error, todo eso los está moldeando para convertirse en la persona que están destinados a ser. ¿Y esa persona? Ella ya es suficiente.

Así que no escondas tus cicatrices. No rehúyas el desorden. Cuenta tu historia con orgullo. Porque alguien ahí fuera necesita escucharla. Alguien ahí fuera necesita saber que está bien ser una obra maestra y un trabajo en progreso al mismo tiempo. Necesita ver que la curación no es lineal y que eso está bien. Necesita saber que las cicatrices que lleva son una prueba de su fuerza, no de su debilidad. Tu historia es poderosa. Tu desorden es hermoso. ¿Y tus cicatrices? Son la prueba de que eres imparable. Así que sal y acéptalo. Cuenta tu historia, con todo y desorden, porque en tu vulnerabilidad encontrarás la libertad y ayudarás a otros a encontrar la suya también.

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