DAY 34 - Fear is "what it" Faith is "even if”.

DÍA 34 – El miedo es “lo que es”. La fe es “aunque”.

El miedo es esa sombra que acecha en los rincones de tu mente, ese implacable “¿y si…?” que corroe tu confianza. Es la voz que magnifica cada obstáculo potencial, convenciéndote de que el peligro siempre está a la vuelta de la esquina. “¿Y si fracaso? ¿Y si no soy suficiente? ¿Y si todo se desmorona?”. Estas preguntas se repiten una y otra vez, encadenándote a la duda y a la incertidumbre. El miedo ama lo desconocido; prospera en la ambigüedad porque sabe que cuando no tenemos todas las respuestas, es más probable que dudemos, que hagamos conjeturas, que nos quedemos en nuestra zona de confort.

Pero la verdad es que el miedo siempre estará ahí. Es parte del ser humano. La clave es no dejar que dicte tus decisiones o paralice tu progreso. Porque si bien el miedo es poderoso, hay algo aún más poderoso que espera al otro lado: la fe.

La Biblia nos dice en 2 Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. El temor no proviene de Dios. Es algo que busca disminuir nuestro potencial, impedirnos alcanzar la plenitud de lo que Dios tiene para nosotros. Pero, ¿la fe? La fe es el regalo de Dios para nosotros, un recordatorio de que estamos equipados con todo lo que necesitamos para superar cualquier desafío que se nos presente.

La fe es una creencia tranquila e inquebrantable que dice: "aunque". Incluso si las cosas no salen como las planeé, encontraré una manera de seguir adelante. Incluso si me topo con reveses, sé que no son el final de mi historia. Incluso si el camino es difícil, confío en que cada paso me acerca a donde debo estar.

En Hebreos 11:1 se nos recuerda que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. La fe no exige que tengamos todas las respuestas, sino que confiemos en Aquel que sí las tiene. Se trata de creer en la bondad de Dios, incluso cuando no podemos ver el panorama completo.

Donde el miedo sólo ve la oscuridad de lo desconocido, la fe ve la posibilidad de la luz. El miedo es ruidoso, exige atención con su urgencia y sus predicciones funestas. Pero, ¿la fe? La fe es tranquila y firme. No grita, sino que susurra. No exige pruebas ni evidencias, simplemente sabe. La fe no pide garantías, está dispuesta a dar el salto sin ellas. Entiende que el viaje es tan importante como el destino y acepta la incertidumbre como parte del proceso.

El miedo pregunta: “¿Qué pasa si fracasas?” La fe responde: “Aunque fracase, aprenderé y me haré más fuerte”. Como dice en Proverbios 24:16: “Porque aunque el justo caiga siete veces, se levantará de nuevo”. El fracaso no es el fin; es parte del proceso de aprendizaje, y la fe garantiza que nos volvamos a levantar.

El miedo se pregunta: “¿Qué pasa si no estás listo?”. La fe responde: “Aunque no lo esté, estaré a la altura de las circunstancias”. Filipenses 4:13 nos recuerda: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Con la fuerza de Dios, siempre estamos listos, siempre equipados para lo que sea que se nos presente.

El miedo nos preocupa: “¿Y si no eres suficiente?”. La fe declara: “Aunque dude de mí mismo, confío en que soy digno y capaz”. En Efesios 2:10 se nos dice: “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Ya somos suficientes, simplemente porque somos Suyos.

La verdad es que tenemos una opción en cada situación. Podemos elegir dejarnos guiar por el miedo, permitiendo que nos haga pequeños, seguros, pero también estancados. O podemos elegir dejarnos guiar por la fe, permitiendo que nos saque de nuestra zona de confort, que nos esfuerce, que nos haga crecer hasta convertirnos en la persona que estamos destinados a ser. La fe es lo que convierte esos "qué hubiera pasado si..." en "incluso si...". Es lo que nos permite avanzar incluso cuando el camino no está claro, tomar riesgos incluso cuando el resultado es incierto y confiar en que, pase lo que pase, todo irá bien.

Así que hoy, tomemos una decisión. Elijamos la fe en lugar del miedo. Elijamos creer en los "aunque sí". Confiemos en que, incluso si nos enfrentamos a desafíos, incluso si encontramos obstáculos, incluso si las cosas no salen como lo planeamos, tenemos la fuerza, la resiliencia y la fe para seguir adelante. Porque, al fin y al cabo, no se trata de evitar el miedo, sino de afrontarlo con fe, sabiendo que somos capaces de afrontar lo que se nos presente.

Como dice el Salmo 56:3: “Cuando tengo miedo, en ti confío”. Que este sea nuestro himno. El miedo es “qué pasaría si”. La fe es “aun si”. Y es la fe la que te ayudará a salir adelante.

Aquí hay 10 afirmaciones inspiradas en el tema de elegir la fe por sobre el miedo:

  1. Elijo la fe por encima del miedo, sabiendo que estoy guiado y protegido.
  2. Incluso cuando enfrento desafíos, confío en que me están llevando al crecimiento y la fortaleza.
  3. Soy capaz de superar cualquier obstáculo que se me presente.
  4. Mi fe es más fuerte que mis dudas y creo en mi capacidad para triunfar.
  5. Abrazo lo desconocido con confianza, sabiendo que estoy en el camino correcto.
  6. El miedo podrá llamar a mi puerta, pero mi fe siempre responderá con valentía.
  7. Soy resiliente, y aunque tropiece, me levantaré de nuevo.
  8. Confío en que todo se está desarrollando para mi mayor bien, incluso cuando no puedo ver el panorama completo.
  9. Soy suficiente tal como soy y soy digno de todo lo bueno que la vida tiene para ofrecer.
  10. Con la fe como fundamento, afronto cada día con esperanza, fuerza y ​​una creencia inquebrantable en mí mismo.
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