DAY 38 - The first step towards getting somewhere is to decide you're not going to stay where you are.

DÍA 38 - El primer paso para llegar a algún lugar es decidir que no te vas a quedar donde estás.

El primer paso para llegar a algún lado es decidir que no te vas a quedar donde estás. Suena fácil, ¿verdad? Pero seamos realistas: no lo es. Porque todos sabemos lo fácil que es quedarse donde estamos, incluso cuando nos sentimos miserables, incluso cuando todo en nosotros grita que necesitamos hacer un cambio. ¿Por qué? Porque quedarse estancado, quedarse cómodo... diablos, a veces es simplemente más fácil. Es familiar y nos aferramos a lo familiar, incluso cuando nos frena.

Pero en algún momento, tienes que dejar de mentirte a ti mismo, dejar de fingir que las cosas están bien como están y decidir ... Decidir que donde estás no es donde deberías quedarte. Que esta versión de ti, esta versión estancada y cómoda, no es tu forma final. ¿Y esa decisión? Da miedo. Es fea. Es desordenada. Porque el cambio nunca es limpio y ordenado.

Vamos a desglosarlo: antes de que puedas siquiera pensar en seguir adelante, tienes que enfrentarte a la verdad de dónde estás. Y eso es duro. A veces no queremos admitir que somos infelices, que no nos sentimos realizados o que nos hemos conformado con algo menos de lo que merecemos. No queremos enfrentar el hecho de que tenemos miedo: miedo de fracasar, miedo de intentarlo, miedo de lo desconocido.

Pero, ¿adivina qué? Si no te enfrentas a ello, si no tomas la decisión de mudarte, nada va a cambiar. Te quedarás estancado, justo donde estás. Y un día, te despertarás, mirarás a tu alrededor y te preguntarás por qué sigues en el mismo lugar en el que estabas hace cinco años, preguntándote: "¿Cómo llegué aquí?".

La verdad es que decidir mudarse es solo el primer paso. Es como decir: "Estoy listo para algo nuevo", pero ¿y luego qué? Ahí es donde comienza el verdadero trabajo. Tienes que sentirte incómodo. Tienes que empujarte a espacios que te asustan. Tienes que tomar acción. Y mira, la acción no siempre parece un gran gesto o un gran cambio de vida. A veces, la acción es simplemente levantarse de la cama cuando no tienes ganas. A veces es decirle a alguien "no" por primera vez en tu vida. A veces es sentarte contigo mismo y dejar que el desorden de tus emociones salga a la superficie, porque eso también es parte del proceso.

El punto es que tienes que mudarte . Y seamos honestos, hay una buena posibilidad de que no quieras hacerlo. Hay una buena posibilidad de que lo dudes todo. Empezarás, pararás y volverás a empezar. Tendrás días en los que pensarás: "Quizás estoy bien aquí. Tal vez el cambio no valga la pena. Tal vez sea más fácil quedarse donde estoy".

¿Y sabes qué? Es más fácil quedarse quieto. Es más fácil convencerte de que esto es suficiente. Pero en el fondo sabes que "suficientemente bueno" es una mentira. Es una manta de confort que te impide llegar a donde debes estar .

Ahora, hablemos de la responsabilidad. Porque tomar esa decisión es la parte fácil. La parte difícil es responsabilizarte cuando las cosas se ponen difíciles, cuando quieres rendirte, cuando quieres sentarte y quedarte donde estás. Y créeme, lo harás. Habrá momentos en los que querrás rendirte, tirar la toalla y decirte a ti mismo: "Lo intentaré de nuevo más tarde". Pero no hay un más tarde , solo existe el ahora.

Aquí es donde entra en juego la responsabilidad, porque no puedes confiar únicamente en la fuerza de voluntad, que se acabará muy rápido. Tienes que crear estructuras a tu alrededor que te obliguen a cumplir tus propias promesas. Tal vez sea como un diario en el que registres tu progreso, donde anotes cada pequeño triunfo, y me refiero a cada uno de ellos. O tal vez encuentres a alguien que te controle, alguien que no te deje salirte con la tuya cuando empieces a descuidar. Alguien que te diga: "Oye, te veo. No des marcha atrás ahora".

Y cuando empieces a resbalar (y lo harás) , tendrás que ser indulgente contigo mismo. Porque este viaje no es ordenado, no es lineal y definitivamente no es bonito. Es caótico, es incómodo y, a veces, es francamente feo. Habrá días en los que sentirás que te arrastras, que apenas avanzas, pero ¿adivina qué? Arrastrarte sigue siendo movimiento. Sigues moviéndote.

Recuerda que el primer paso para llegar a algún lado es decidir que no te vas a quedar donde estás. Pero eso es solo el comienzo de la historia. Después, depende de ti tomar medidas. Una acción real, desordenada e imperfecta. Depende de ti mantenerte responsable, incluso cuando parezca imposible. Depende de ti seguir adelante, incluso cuando quieras rendirte.

Y querrás rendirte. No dejes que nadie te diga lo contrario. El cambio es brutal. El crecimiento es incómodo. Pero, ¿quedarse estancado? Ese es un tipo de sufrimiento completamente diferente.

Entonces, quiero preguntarte esto: ¿En qué momento de tu vida te has estancado? ¿En qué momento te has permitido creer que "lo suficientemente bueno" era todo lo que merecías? Porque en el fondo, sabes que eres capaz de más. Entonces, ¿por qué te quedas donde estás?

Toma la decisión. Elige avanzar. Enfréntate al desorden, a la incertidumbre, a la incomodidad. Y luego aférrate a ello. Porque nadie lo va a hacer por ti. Este es tu viaje, tu crecimiento, tu vida. Eres el único que puede decidir dejar el lugar donde estás y comenzar a avanzar hacia el lugar donde debes estar. Así que deja de esperar el momento adecuado. Deja de esperar una señal. Deja de esperar que algo sea perfecto, porque no lo será.

Simplemente decídete. Y da ese primer paso. Después da otro. Y otro. Incluso cuando sea complicado. Incluso cuando duela. Incluso cuando estés cansado. Porque avanzar es avanzar. Y un día, mirarás atrás y te darás cuenta de que el desorden, el caos, la incomodidad... ese fue el proceso. Ese fue el viaje. Y valió la pena.

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