DÍA 41 – Lo real es más atractivo que lo perfecto
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¿Alguna vez has mirado a tu alrededor y has sentido que eres el único que apenas logra mantener la calma? ¿Como si fueras la única persona que improvisa mientras todos los demás viven vidas perfectas y organizadas? ¿Con qué frecuencia sientes que te estás quedando atrás constantemente o que simplemente no eres lo suficientemente bueno?
Déjame decirte algo que me llevó mucho tiempo aprender: nadie lo tiene todo bajo control. Incluso las personas que parecen perfectas, las que parecen pasar por la vida sin preocupaciones, también tienen sus propios problemas. Solo que los ocultan mejor. La verdad es que todos somos un poco desordenados . Todos tenemos nuestras luchas, nuestras cicatrices y nuestros momentos en los que nada sale como lo planeamos.
Pero esto es lo que he aprendido: ser real, aceptar ese desorden, es mucho más atractivo que perseguir la perfección.
Todos estamos muy ocupados persiguiendo alguna idea de "perfección", pero ¿qué significa la perfección? ¿Quién decide qué es perfecto? ¿Y por qué dejamos que nos controle? La perfección te dice que nunca eres lo suficientemente bueno. Te dice que tienes que ocultar tus defectos, suavizar tus bordes y cubrir las partes de ti que son desordenadas y complicadas.
Pero estoy aquí para decirte: la perfección es una mentira. Es agotadora. Y perseguirla te dejará agotada, insatisfecha y desconectada de quién eres realmente. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste que podías ser tú misma sin sentir la necesidad de actuar o estar a la altura de las expectativas de los demás?
En lugar de intentar constantemente encajar en algún estándar imposible, ¿por qué no aceptar la realidad? ¿Por qué no aceptar las partes de ti que son un poco toscas, las partes de ti que aún están creciendo y evolucionando?
Permíteme compartir cinco consejos que te ayudarán a entrar en esa realidad, abrazar tu autenticidad y dejar de lado la necesidad de ser perfecto.
1. Acepta tus imperfecciones
¿El primer paso? Acepta lo que te hace diferente. ¿Cuándo fue la última vez que te miraste al espejo y aceptaste todas las partes de ti mismo: lo bueno, lo malo y lo feo? Todos tenemos peculiaridades, defectos y errores en nuestra historia. Eso es lo que nos hace humanos. Eso es lo que nos hace reales.
Pero la sociedad nos dice que ocultemos esas partes, que solo mostremos la versión pulida de nosotros mismos. ¿Cuántas veces has sentido que tenías que disculparte por no ser "perfecto"? Es hora de dejar de disculparte. Tus imperfecciones no te hacen menos valioso, te hacen más cercano. Son lo que te conecta con los demás.
Piénsalo: ¿alguna vez te has conectado con alguien por su vida perfecta? Probablemente no. Pero apuesto a que te has conectado con alguien que compartió sus verdaderas luchas, su verdadero viaje. Cuando comienzas a aceptar tus imperfecciones, te conviertes en un imán para conexiones más profundas, relaciones más significativas y un mayor sentido de autoestima.
Consejo práctico: empieza con algo pequeño. La próxima vez que te sorprendas criticando tus imperfecciones, cambia tu mentalidad. Pregúntate: “¿Cómo puedo aceptar esta parte de mí en lugar de ocultarla?”. Empieza a mostrarte tal como eres, con imperfecciones y todo, y observa cómo reaccionan los demás a tu autenticidad.
2. Establece límites para proteger tu paz
Una de las trampas más furtivas del perfeccionismo es la de complacer a los demás. ¿Cuántas veces has dicho que sí a algo que no querías hacer solo por miedo a decepcionar a alguien? El miedo a no ser suficiente, a no estar a la altura de las expectativas de los demás, nos mantiene atrapados en el ciclo de comprometernos en exceso y agotarnos.
Pero la verdad es la siguiente: lo real es conocer tus límites. Lo real es proteger tu paz. Y eso significa establecer límites. ¿Con qué frecuencia sientes que constantemente haces cosas por los demás y no dejas nada para ti? Es hora de cambiar ese guión.
Cuando estableces límites, no solo estás diciendo no a las cosas que te agotan, sino que te estás diciendo sí a ti mismo. Estás diciendo sí a tu salud mental, a tu felicidad y a tu bienestar. Y eso es poderoso. ¿ Cómo sería tu vida si comenzaras a proteger tu paz sin pedir disculpas?
Consejo práctico: comience por identificar un área de su vida en la que necesita establecer límites más estrictos. Tal vez sea en relación con su tiempo, su energía o sus relaciones. Esta semana, dé un pequeño paso para respetar ese límite: diga que no cuando lo necesite y no se disculpe por ello.
3. Celebre sus pequeños triunfos
En la búsqueda de la perfección, a menudo nos olvidamos de celebrarnos a nosotros mismos. ¿Con qué frecuencia minimizas tus logros porque no parecen "lo suficientemente grandes"? Siempre estamos esperando el próximo gran logro: el ascenso, la casa de tus sueños, la relación perfecta. Pero la vida real se compone de pequeños triunfos cotidianos.
Lo real es presentarse, incluso cuando no tienes ganas. Lo real es superar un día difícil y aun así llegar hasta el final. Lo real es dar el primer paso hacia una nueva meta, incluso si es pequeña. ¿Cuándo fue la última vez que te tomaste un momento para celebrarte por las pequeñas cosas?
Celebrar tus pequeños logros significa reconocer que el progreso sigue siendo progreso, sin importar lo pequeño que parezca. Lo perfecto te dirá que no es suficiente, pero lo real te recordará que cada paso importa.
Consejo práctico: Adquiera el hábito de celebrar un pequeño triunfo cada día. Tal vez sea levantarse de la cama cuando no tenía ganas de hacerlo. Tal vez sea terminar esa tarea que ha estado posponiendo. Sea lo que sea, tómese un momento para reconocerlo y celebrar el hecho de que se presentó.
4. Permítete ser vulnerable
Vivimos en un mundo en el que la vulnerabilidad suele considerarse una debilidad. Pero déjame preguntarte esto: ¿cuándo fue la última vez que te sentiste verdaderamente conectado con alguien porque era vulnerable contigo? ¿Cuando compartió su verdadera historia, sus verdaderos sentimientos, sus luchas?
La vulnerabilidad es la máxima fortaleza. Es lo que nos permite quitarnos las máscaras, dejar de fingir y mostrarnos como somos auténticos. Pero a muchos de nosotros nos aterroriza. Tenemos miedo de que nos juzguen, nos rechacen o nos consideren débiles. ¿ Cuántas veces has ocultado tus verdaderos sentimientos por miedo?
Pero la verdad es que ser auténtico exige vulnerabilidad, bajar la guardia y confiar en que eres suficiente tal como eres. ¿Qué pasaría si te permitieras ser vulnerable con más frecuencia? ¿Si dejaras de fingir que todo está bien y comenzaras a ser honesto sobre dónde estás realmente?
Consejo práctico: la próxima vez que alguien te pregunte cómo estás, sé sincero. No digas "Estoy bien" si no es así. Comparte tus verdaderos sentimientos, incluso si te resulta incómodo. La vulnerabilidad genera conexión, y la conexión es lo que todos anhelamos.
5. Deja de comparar tu viaje con el de otros
La comparación es la ladrona de la alegría, pero también es el combustible del perfeccionismo. ¿Cuántos de ustedes han navegado por las redes sociales y de inmediato han sentido que su vida no está a la altura? ¿Como si no estuvieran haciendo lo suficiente, logrando lo suficiente o siendo suficientes porque alguien más parecía estar haciéndolo mejor?
Pero lo importante es que estás comparando tu detrás de escena con el video de los mejores momentos de otra persona. ¿Cuánto tiempo pierdes comparando tu recorrido con el de otra persona? Cada persona tiene un camino diferente, una línea de tiempo diferente y un propósito diferente. El hecho de que su historia sea diferente a la tuya no significa que no estés en el camino correcto.
Lo real es permanecer en tu propio carril. Es concentrarte en tu propio crecimiento, tu propio progreso y tu propio camino sin distraerte con lo que hacen los demás. ¿Qué pasaría si dejaras de comparar y comenzaras a celebrar tu propio camino?
Consejo práctico: la próxima vez que te des cuenta de que estás comparando tu vida con la de otra persona, haz una pausa. Recuerda que estás en tu propio camino y que no tiene por qué parecerse al de nadie más. Vuelve a centrarte en tu propio progreso y valora lo lejos que has llegado.
Al final del día, no es la versión pulida y perfecta de ti lo que la gente recordará. Es tu yo real, crudo y desordenado. Es el tú que se presentó, con cicatrices y todo. El tú que abrazó el viaje, dejó ir la perfección y eligió vivir auténticamente. Entonces, ¿qué estás esperando? Es hora de dejar de perseguir la perfección y comenzar a mostrarte real. ¿Qué es algo que estás listo para dejar ir hoy? ¿Un paso hacia ser más real que estás listo para dar? Porque lo real es más atractivo que lo perfecto. Lo real es donde sucede la magia. Y lo real es lo que te hace inolvidable.
Ahora, salgamos y seamos reales juntos.