DÍA 7 - El césped siempre es más verde donde se riega
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Ya sabes, dicen que el césped siempre es más verde del otro lado. Pero yo digo, ¡al diablo con eso! El césped es más verde donde lo riegas. Donde lo cuidas. Donde te presentas y haces el trabajo. ¿Y adivina qué? Lo mismo ocurre con nuestras vidas, nuestros sueños y nuestra felicidad.
Hablemos de las afirmaciones. Sí, esas pequeñas frases que te dices a ti mismo y que a veces parecen cursis. "Soy fuerte. Soy capaz. Soy digno". Todos las hemos escuchado y tal vez algunos de nosotros las hayamos mirado con malos ojos. Pero la cuestión es la siguiente: ¿esas afirmaciones? Son como la luz del sol para nuestro césped interior. Nos calientan, nos iluminan y nos dan la energía para crecer.
Pero el sol por sí solo no es suficiente, ¿verdad? Necesitamos agua. Y en nuestras vidas, el agua es acción. Es tomar esas afirmaciones y respaldarlas con pasos reales y concretos. No es solo decir "soy capaz", sino también demostrárnoslo a nosotros mismos al hacer esa lista de cosas por hacer, hacer esa llamada telefónica, dar ese salto.
Piénsalo. Podrías quedarte mirando un trozo de tierra todo el día y decir: "¡Vas a tener el mejor césped del mundo!". Pero hasta que no te pongas manos a la obra y plantes las semillas, las riegues y arranques las malas hierbas, no verás ningún césped.
Esto es lo que quiero que todos hagamos: cada día, empecemos con una afirmación poderosa, algo que nos llegue al corazón. "Soy resiliente", "Soy creativo", "Soy suficiente". Cualquier cosa que te resuene. Escríbela, dila en voz alta y, si es necesario, ¡grítala!
Luego, combina esa afirmación con una tarea práctica. Solo una. Algo que te acerque a tus objetivos. No tiene que ser algo enorme. Puede ser algo tan simple como enviar un correo electrónico, preparar una comida saludable o tomarte 10 minutos para meditar. Sea lo que sea, haz que cuente.
Y aquí viene la parte bonita y desordenada. La vida no es un césped perfectamente cuidado. Es un jardín salvaje con flores y malezas, sol y tormentas. Acepta el caos. Riega el césped. Arranca las malezas. Y observa cómo, poco a poco, tu jardín va creciendo.
A veces, tendrás contratiempos. No lloverá o tal vez algunas malas hierbas te invadan. No pasa nada. Es parte del proceso. Cada desafío es una oportunidad para aprender, adaptarse y volverse aún más fuerte. Recuerda, todo lo que te ahogó te enseñó a nadar.
En este viaje, rodéate de personas que te animen, que te recuerden tus afirmaciones y que te animen a actuar. La comunidad es como el fertilizante que ayuda a que tu jardín crezca. Juntos, podemos cultivar algo realmente asombroso.
Déjenme contarles la historia de una amiga mía. Empezó con el sueño de abrir su propia panadería. Todos los días, se despertaba y se decía a sí misma: "Soy una panadera exitosa". Pero no se detuvo allí. Respaldó esa afirmación con acciones. Tomó clases de repostería, experimentó con recetas e incluso comenzó un pequeño negocio en línea. Enfrentó contratiempos: pasteles quemados, lotes fallidos, días en los que no llegaban pedidos. Pero siguió adelante. Su afirmación y sus acciones estaban sincronizadas y, lenta pero seguramente, su panadería floreció.
Esta historia es un testimonio del poder de las afirmaciones y las tareas que se pueden llevar a cabo. Demuestra que el éxito no consiste en esperar el momento perfecto ni en envidiar el césped verde de otra persona. Se trata de cuidar tu propio jardín, sin importar lo desordenado que esté.
Y no olvidemos la autocompasión. En los días en que te sientas abrumado, cuando las malas hierbas parezcan demasiado espesas para arrancarlas, sé amable contigo mismo. Está bien tomar un descanso, pedir ayuda, reevaluar tus métodos. La autocompasión es como darle a tu jardín un poco de cariño extra cuando más lo necesita.
Recuerda que cada pequeño paso que das, cada semilla diminuta que plantas, es parte de un viaje más grande. El césped es más verde donde lo riegas, pero también donde lo cuidas constantemente. No es un esfuerzo de una sola vez. Es una práctica continua e intencional de afirmaciones y acciones.
Y para aquellos de ustedes que son pensadores visuales, imaginen esto: su mente es un jardín. Cada afirmación positiva que plantan es una semilla que tiene el potencial de convertirse en algo hermoso. Pero, como cualquier jardín, necesita cuidados. Necesita acción: el agua que lo ayuda a crecer. Sin acción, esas semillas no brotarán. Y sin afirmaciones, es posible que ni siquiera comiencen a plantar.
Así que, aquí va un avance desordenado, afirmaciones y acciones, un césped más verde justo donde estamos. Reguémoslo, cuidémoslo y observémonos florecer. Porque al final del día, el césped siempre es más verde donde lo regamos: con afirmaciones y tareas viables.