Vivir una vida suave: abrazar la belleza de la imperfección en un mundo real y desordenado
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Hablemos de la belleza de ser un trabajo en progreso. Porque, seamos realistas, vivimos en un mundo que constantemente nos empuja hacia la perfección, ya sea a través de las redes sociales, donde la vida de todos parece perfecta, o esta idea de que debemos tenerlo todo bajo control todo el tiempo. Pero déjame decirte algo: la perfección es una mentira . No existe, y perseguirla es agotador.
Estamos tan ocupados intentando que todo parezca perfecto que nos perdemos lo bueno: los momentos desordenados, crudos y hermosos que hacen que la vida sea real. La verdad es que la vida sucede en el caos. Es en los momentos en que las cosas no salen como las planeamos, cuando cometemos errores, cuando nos caemos de bruces y tenemos que levantarnos de nuevo. Ahí es donde está la magia.
Piénsalo: cada error que has cometido te ha convertido en la persona que eres hoy. ¿Las imperfecciones? Ahí es donde ocurre el crecimiento. Ahí es donde aprendes quién eres realmente.
Déjame darte un ejemplo. Una vez planifiqué un gran evento para mi empresa. Estaba obsesionada con que todo fuera perfecto . Pasé semanas estresada por los detalles más pequeños, hasta el color de las servilletas. ¿El día del evento? Todo salió mal. La gente llegó tarde, el clima no cooperó, las cosas no llegaron a tiempo... fue un caos. Pensé que era un desastre. Pero aquí está la cuestión: a nadie le importaron los "defectos". La gente se lo pasó genial, se conectaron, se rieron y se fueron sintiéndose inspiradas. Ese día aprendí algo enorme: la perfección no importa. La presentación sí.
¿Y no es eso de lo que se trata la vida? No se trata de hacerlo bien siempre, sino de estar presente, incluso cuando las cosas se complican, incluso cuando no estás en tu mejor momento.
Ahora bien, sé que aceptar la imperfección suena bien en teoría, pero vivirla es algo completamente distinto. Por eso, vamos a desglosarlo en algunas formas reales y prácticas de comenzar a dejar de lado la necesidad de perfección y aceptar tu viaje único y desordenado.
1. Establezca metas “suficientemente buenas”
En lugar de aspirar a la perfección, aspira a que sea lo suficientemente bueno . Si estás esperando el momento perfecto o el plan perfecto, esperarás para siempre. Por ejemplo, los entrenamientos. Tal vez no tengas tiempo para una hora completa en el gimnasio, ¿y qué ? Haz 15 minutos. Una caminata rápida o algunos estiramientos. Es mejor que nada y te permite seguir adelante.
Consejo práctico : divide tus objetivos en partes más pequeñas y factibles. Si estás trabajando en un proyecto, date permiso para avanzar, no para alcanzar la perfección. Lo que importa son los pequeños pasos, no los grandes saltos.
2. Reformula tus errores
Los errores van a suceder, punto. Pero en lugar de castigarte cuando las cosas salen mal, pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esto? Cambia tu mentalidad de la perfección al crecimiento. Cada error es una lección, no un fracaso.
Consejo práctico : cuando las cosas no salen como las habías planeado, tómate un minuto para reflexionar. Escribe qué salió mal y cómo puedes abordarlo de forma diferente la próxima vez. Los errores no te definen, te perfeccionan.
3. Deja de pensar en el “todo o nada”
Al perfeccionismo le encanta hacernos pensar que es todo o nada. Pero la vida no es blanco y negro, está llena de zonas grises. No tienes que renunciar a un objetivo solo porque no lo lograste a la perfección. ¿Te saltaste un entrenamiento? ¿Y qué? No desperdicies toda la semana. Sigue avanzando, incluso si es un desastre.
Consejo práctico : date cuenta de que te encuentras en esa mentalidad de “todo o nada”. Pregúntate: “¿Qué puedo hacer ahora mismo para progresar?”. No tiene que ser perfecto para que cuente.
4. Celebra tus imperfecciones
Empieza a reírte un poco más de ti mismo. ¿Se te cayó café en la camisa de camino a una reunión importante? ¡Acéptalo! Eres humano. Esos momentos de desorden son los que hacen que la vida sea interesante.
Consejo práctico : empieza a llevar un “diario de imperfecciones”. Escribe las cosas divertidas, caóticas o verdaderamente vergonzosas que te suceden cada día. Celébralas. Con el tiempo, te darás cuenta de que esos son los momentos que hacen que la vida sea real.
5. Deja de compararte con los demás
La comparación es una ladrona. Cuando comparamos nuestro caos detrás de escena con el video de momentos destacados de otra persona, sentimos que nos estamos quedando cortos. Pero recuerda, todos lidiamos con nuestras propias imperfecciones, solo que no siempre las mostramos.
Consejo práctico : si te das cuenta de que navegas por las redes sociales y te sientes mal contigo mismo, tómate un descanso. En lugar de eso, concéntrate en tu propio camino. Cada día, escribe tres cosas de las que estés orgulloso. Celebra tu progreso, no el de los demás.
6. Acepta la vulnerabilidad
El perfeccionismo nos hace ocultar nuestros defectos, pero la vulnerabilidad es poder. Cuando te muestras como tú mismo, con defectos y todo, es cuando conectas con los demás a un nivel más profundo. Deja de intentar ser "perfecto" en tus relaciones, simplemente sé auténtico .
Consejo práctico : la próxima vez que te sientas abrumado o que no tienes todo bajo control, compártelo con alguien en quien confíes. Sé abierto sobre tus dificultades. La vulnerabilidad crea conexiones reales y significativas.
7. Practique un autocuidado “suficientemente bueno”
El cuidado personal tampoco tiene por qué ser perfecto. No es necesario que hayas pasado un día de spa perfecto para que cuente. A veces, el cuidado personal es complicado, como llorar en la ducha después de un día duro o simplemente echarte una siesta porque estás demasiado cansado para hacer otra cosa.
Consejo práctico : Escribe una lista de actividades pequeñas e imperfectas de cuidado personal que puedas hacer cuando tengas poco tiempo o poca energía. Ya sea un estiramiento rápido de 5 minutos o una siesta corta, recuerda que cuidarte no tiene por qué ser un gran esfuerzo.
8. Establezca límites en torno al perfeccionismo
A veces, el perfeccionismo surge de la presión que sentimos por parte de los demás. Ya sea en el trabajo, la familia o la sociedad, sentimos que tenemos que estar constantemente en nuestro mejor momento. Pero establecer límites es esencial para dejar de lado la perfección. No tienes que decir "sí" a todo ni ser todo para todos.
Consejo práctico : aprenda a decir “no” cuando tenga demasiadas cosas por hacer. Proteja su tiempo y energía estableciendo límites sobre lo que puede y no puede hacer. Recuerde que decir “no” no es un fracaso, sino una forma de autopreservación.
9. Practica la autocompasión
Tendrás días malos, cometerás errores y a veces sentirás que no estás a la altura de las circunstancias. Y eso está bien. La clave es hablarte a ti mismo con amabilidad. Sé tan amable contigo mismo como lo serías con un amigo que está pasando por un momento difícil.
Consejo práctico : crea un mantra para ti, como “Tengo derecho a ser un trabajo en progreso”. Repítelo cuando te sientas deprimido o no estés a la altura. Date la gracia de ser humano.
10. Concéntrese en el proceso, no en el resultado
El perfeccionismo nos hace obsesionarnos con el resultado final. Pero cuando nos centramos en el proceso (en aprender, crecer y disfrutar del camino), nos damos cuenta de que la vida no se trata del final perfecto, sino del viaje.
Consejo práctico : comience a preguntarse: " ¿Qué aprendí hoy?" en lugar de "¿Logré mi objetivo?". Si cambia su enfoque hacia el aprendizaje en lugar de los resultados, podrá apreciar el proceso, incluso cuando sea complicado.
Al final del día, la vida nunca va a ser perfecta, y tú tampoco. Y eso está bien. De hecho, es hermoso. Acepta las imperfecciones. Son lo que te hace ser quien eres . Son donde ocurre el crecimiento, se crean las conexiones y se desarrolla la magia. Así que dejemos de perseguir la perfección y comencemos a mostrarnos: desordenados, reales y sin pedir disculpas por ser nosotros mismos . Porque eres una obra maestra y un trabajo en progreso, todo al mismo tiempo.