DAY 24 - You can't heal if you keep pretending you're not hurt.

DÍA 24 – No puedes sanar si sigues fingiendo que no estás herido.

Quiero hablar de algo que a menudo queda oculto en nuestras vidas aceleradas: la importancia de reconocer nuestro dolor.

"No puedes sanar si sigues fingiendo que no estás herido".

Estas palabras pueden parecer simples, pero encierran una verdad poderosa. Muchos de nosotros nos hemos vuelto expertos en enmascarar nuestro dolor, poner buena cara y seguir adelante con nuestros días como si nada estuviera mal. Nos decimos a nosotros mismos: "Estoy bien", incluso cuando no es así. Pero en el fondo, conocemos la verdad. Sabemos que la curación solo puede comenzar cuando enfrentamos nuestras heridas de frente.

Reconocer nuestro dolor no es un signo de debilidad. Es un acto valiente de autocuidado. Se trata de decir: "Sí, estoy herido. Sí, necesito cuidarme". Cuando lo hacemos, nos damos permiso para sanar.

Imagina que tienes una herida física: un corte, un moretón, un hueso roto. Ignorarla no hará que desaparezca. De hecho, podría empeorarla. Las heridas emocionales y mentales funcionan de la misma manera: necesitan atención, cuidado y tiempo para sanar.

Pero ¿por qué fingimos que no estamos heridos?

A veces es porque tenemos miedo de que nos consideren vulnerables. Nos preocupa lo que los demás puedan pensar o decir. Otras veces, estamos tan ocupados cuidando a los demás que nos olvidamos de cuidarnos a nosotros mismos. Y, a veces, simplemente no sabemos cómo lidiar con nuestro dolor.

Quiero compartir algunos pasos que pueden ayudarnos a iniciar este viaje de sanación:

  1. Reconoce tu dolor : el primer paso es admitir que estás herido. Está bien decir: "No estoy bien". Esta honestidad es la base de la curación.
  2. Hable sobre el tema : busque a alguien en quien confíe y comparta sus sentimientos. Ya sea un amigo, un familiar o un terapeuta, hablar sobre su dolor puede ser increíblemente liberador.
  3. Cuidado personal : prioriza las actividades que nutran tu alma. Ya sea pintar, escribir, meditar o dar un paseo por la naturaleza, haz lo que te haga sentir bien.
  4. Establece límites : aprende a decir no. Protege tu energía y crea espacio para la sanación. Recuerda que está bien ponerte a ti mismo en primer lugar.
  5. Busque ayuda profesional : a veces, necesitamos algo más que cuidarnos a nosotros mismos. Buscar ayuda profesional puede brindarle herramientas y apoyo para superar su dolor.

Ahora, profundicemos en estos pasos.

Reconoce tu dolor

Admitir que se siente dolor puede ser uno de los pasos más difíciles del proceso de curación. Requiere que se sea brutalmente honesto con uno mismo, que se desprendan las capas de mecanismos de defensa que se han ido construyendo con el tiempo. Pero este paso es crucial. Se trata de afrontar la realidad sin juzgar.

Tómate un momento cada día para hacer un balance de tu estado de ánimo. Pregúntate: "¿Cómo me siento realmente?". Permítete aceptar cualquier emoción que surja. Está bien sentirse triste, enojado o asustado. Estas emociones son válidas y forman parte de la experiencia humana. Al reconocerlas, estás dando el primer paso hacia la curación.

Hablemos de ello

Una vez que hayas reconocido tu dolor, el siguiente paso es compartirlo. Esto no significa que tengas que contarle a todo el mundo tus problemas, pero encontrar un espacio seguro para hablar puede ser increíblemente terapéutico.

Considere llevar un diario como una forma de hablar con usted mismo. Escriba sus pensamientos y sentimientos sin censurarlos. Esto puede ayudarlo a procesar sus emociones y ganar claridad.

Otra opción es hablar con un amigo o familiar de confianza. A veces, el simple hecho de que alguien te escuche puede marcar una gran diferencia. Si te sientes cómodo, busca un terapeuta o consejero. Los profesionales pueden ofrecerte un espacio sin prejuicios y brindarte herramientas para ayudarte a superar tu dolor.

Cuidados personales

El cuidado personal es más que una palabra de moda: es una necesidad. Cuando estás sufriendo, es fácil descuidar tus necesidades. Es posible que te saltes comidas, pierdas el sueño o dejes de realizar actividades que antes disfrutabas. Pero el cuidado personal consiste en cuidarte en cuerpo, mente y espíritu.

Haz una lista de actividades que te brinden alegría y relajación. Puede ser algo tan simple como leer un libro, tomar un baño tibio o pasar tiempo en la naturaleza. Comprométete a incorporar estas actividades a tu rutina diaria. Recuerda que el cuidado personal no es egoísta, es esencial para tu bienestar.

Establecer límites

Establecer límites tiene que ver con proteger tu energía y tu bienestar. Está bien decir no a las cosas que te agotan o te causan estrés. Esto puede ser un desafío, especialmente si estás acostumbrado a poner las necesidades de los demás por delante de las tuyas. Pero los límites saludables son cruciales para la curación.

Empieza por identificar las áreas de tu vida en las que te sientes abrumado o agotado. Puede tratarse del trabajo, las relaciones o incluso las redes sociales. Una vez que hayas identificado estas áreas, establece límites claros. Comunica tus necesidades de forma asertiva y sin culpa. Recuerda que tienes derecho a priorizar tu bienestar.

Busque ayuda profesional

A veces, el autocuidado y el apoyo de los seres queridos no son suficientes. Si tiene dificultades para afrontar el dolor, buscar ayuda profesional puede ser un paso fundamental. Los terapeutas y consejeros están capacitados para ayudarlo a gestionar sus emociones y brindarle estrategias para la curación.

No hay nada de malo en buscar ayuda. De hecho, es una señal de fortaleza. Demuestra que estás comprometido con tu proceso de sanación y dispuesto a tomar las medidas necesarias para mejorar tu bienestar.

Recuerda que la curación es un proceso que requiere tiempo, paciencia y autocompasión. Si reconoces tu dolor, hablas de él, practicas el autocuidado, estableces límites y buscas ayuda profesional, estás dando pasos poderosos hacia la curación. No tienes que fingir que no estás herido. Acepta tu vulnerabilidad, honra tus emociones y date el amor y el cuidado que mereces. La curación es posible y comienza siendo honesto contigo mismo.

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